Hoy fue un día distinto.
Mirá si será distinto que estoy escribiendo en el blog, que lo tenía bastante abandonado. Lo tenía así porque no encontraba nada para contar, nada que escapara de la rutina tediosa en la que me encuentro sumergido. Te juro, no la aguanto más.
Bueno, ese no era el tema. El tema es q después de comer, mientras yo chateaba en el
living, sonó el teléfono.
Ring Ring.
-
Paul?
-Si, quién habla?
-Como estás, pendejo?
La única persona a la que en toda mi vida le permití llamarme pendejo. Quizás porque en su voz, en su tono, no suena agresivo, no suena despectivo. No soporto que la gente me diga "pendejo". Vos
sabés lo que es un pendejo? Es un pelo del pito, hermano. O de la chocha. Ni da que me digas así.
A Ezequiel lo conocí en Cruz Roja, en mi época de voluntario. Él se cruzó el pasillo hasta la oficina en la q
laburaba yo, para pedir no sé qué cosa.
Él no era de nuestro bando. Él era
guardavidas. Yo, de Juventud. En la Cruz hay cuatro escuelas (
Socorrismo, Juventud,
Guardavidas y Enfermería), que viven en guerra constante.
Pero estaba tan bueno, que mis hormonas me pidieron que lo tratara bien. Y bueno, así, los miércoles y los viernes nos veíamos, y tomábamos mate, todo
re bien. Y me contó que era
gay. A buen puerto. Me contó que era de Central. Y al tiempo empezamos a salir. Yo seguía mal por
Emma, así que nunca le dí la atención que se merecía. Si era más bueno.
Estuvimos cuatro meses. El mismo tiempo que con
Emma. Pero no había tenido el mismo efecto. De hecho
, nunca
estuvimos. No sé por que. Creo que nunca sentí nada "especial" por el flaco. Nunca sentí esa sensación de que te choca un
Scania de frente. Nunca me produjo más que ternura, afecto. Lo quiero, lo quiero porque sé que me quiso. Pero una parte de mí siente una mezcla de culpa y de otra cosa que no sé qué es. Igual, lo intenté.
Bueno, cuestión que me llamó, me dijo que estaba en Rosario hasta mañana, que me quería ver, que quería tomar una coca. Le di mi número de
celu, y quedamos en q cuando me salía de bañar le avisaba al celular de
Álvaro, que es el amigo en cuyo
depto está parando. Hasta mañana, que se vuelve a
Bs. As. a trabajar. Al rato me manda un mensaje.
"Me olvidé que no tomás Coca. Tomamos agüita." Nos encontramos en un
mini de
Zeballos y Buenos Aires. Ahí, a la vuelta de la Cruz. Te juro que está hermoso. Con ese cuerpo remil copado. Ese color de piel espectacular. Lord. Estuvimos hablando hasta
re tarde, como hasta las 6. Me contó que estuvo en España pero como terminó el verano allá se volvió. Que ahora trabaja en una pileta en un gimnasio de Caballito. Que no viene a Rosario porque acá no hay trabajo. Que en
españa estuvo con un chico. Que tenía 17 años. Flaco, vos
tenés 25
ponete las pilas. Que me veía
re grande. A lo ancho, me ves grande. Que tenía el pelo
re largo. Que tiene un buzo mío de la Cruz. Que yo tengo una remera suya de la Cruz de Bahía Blanca.
Se hizo tarde y entonces fuimos al departamento de
Álvaro a tomar mate. Mate va, mate viene, y bueno, nos besamos, qué se yo. Por qué mierda uno hace esas cosas?
Explicame por qué. No digo que esté mal, pero qué es lo que te lleva a eso?
Bueh.
En un momento me preguntó por qué habíamos terminado.
-Porque vos me cortaste,
Eze.
Yo estaba haciendo trampa. Y lo sabía muy bien. Él me dejó, pero porque no iba a aguantarme más así. Si yo no le podía dar nada, no en ese estado. Y él sí, él había puesto todo de sí. Uno a veces piensa que comete un error al darlo todo. Y con el tiempo, te
enterás de que el error es esperar que el otro ponga todo lo que nosotros pretendemos. "Ella prometió darte todo, pero sólo pudo darte lo que tuvo". Todos tenemos
limitaciones. Yo no tenía más que dos ojos filosos, un corazón muerto a edad temprana y un cuerpo seco. Pero se los dí.
-Porque vos me cortaste,
Eze.
Tuvo la delicadeza de responder con una sonrisa. Y nada más.
Seguimos hablando, nos reímos mucho, nos volvimos a besar.
-
Ey, no sé...
-
Sh.
Hoy lo conocí a Ezequiel.
Pleased to meet you, Ezequiel.
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