domingo, 11 de julio de 2010

Pablo

Pablo tiene un don. Tiene el buen gusto de enamorarse a muerte. Al menos, en su corazón, el cielo es navidad dos o tres veces al año.
Pablo tiene una virtud. Sabe sufrir como nadie sería capaz de enseñar. Puede escuchar su voz en todas las canciones, puede ver su llanto en todos los llantos.
Pablo tiene un talento. Puede enamorase a muerte, sufrir como nadie sería capaz de enseñar y olvidar a su amor, todo, en un aleteo de pestañas.
Pablo no vela a sus muertos. Porque entre parirlos, darles muerte y velarlos, se le iría la vida.
Pablo les da vida cuando quiere. Puede sacarlos de cualquier lugar, de cualquier rincón. Los encuentra en cajones de muebles cuya existencia ya había olvidado. Hasta puede armarlos como los quiera en cada situación.
Pero ellos son quienes eligen cuándo morir, y Pablo es, simplemente, su verdugo. Ese es el pacto que Pablo tiene consigo mismo. Claro que sus amores lo desconocen por completo. Quizás sea ese el único dolor que él experimenta: el de no poder decidir cuándo separarse de ellos.
Pablo tiene tres defectos. Se enamora a muerte, sufre como nadie, y olvida a voluntad.

3 comentarios:

ovnirosarino dijo...

Me descrbibiste a mí, preservando mi nombre. No, de VERAS, buenísimo. Tenés más talento en el dedo meñique que muchos "escritores" que he leído.

Anónimo dijo...

Sos genial! como dijo el de arriba tenes mas talento en el dedo meñique que muchos escritores! además te gustan bebe,joss y tracy,que mas puedo pedir? por favor,no dejes pasar tanto tiempo entre los escritos porque los espero ansioso. como tengo que hacer para invitarte una cerveza?

Incendiario dijo...

Uy que lindos comentarios :)
Al primero le respondo que muchas gracias y que la inspiración salió de una recorrida introspectiva, por lo cual, su persona no participa de este proceso. Al menos no intencionalmente.
Al segundo, también muchas gracias. Si me dijeras quién sos, empezaríamos bárbaro. Tengo un par de posts en el tintero pero los estoy masticando todavía.
Beso a ambos.