jueves, 31 de diciembre de 2009

2009: Andate y no vuelvas más.

Bueno, gente, se fue el 2009, un año realmente de mierda en lo respectivo a mi vida. Así que yo más que brindar por el 2010 brindo por el 2009 que me rompió tanto los huevos y que al fin se va para no volver. Hijo de un vagón cargado de putas. Estoy medio ebrio, sí. Quiero contarles que no voy a salir porque tengo 40º de fiebre y estoy cagadísimo de frío. El año pasado me pasó lo mismo y a las 7am estaba corriendo, solo, en el parque Independencia. Era medio freak el vago.
Bueno, entre tantos mensajes, me llegó uno lindo!! sí, sí!! los demás son todos una verga, pero mirá que lindo éste, que me lo mandó el sujeto que escribe http://ovnirosarino.blogspot.com, persona a la cual aprecio bastante y que me debe un vino.
Mirá que lindo el mensaje:"Que el tiempo que comienza inunde tus días de motivos para reir, de amores por corresponder, de paz para disfrutar. Feliz año nuevo!"
Sí, muy consistente, muy sintético, muy lindo la verdad. Ahora, hablar de inundar, cuando sabemos que hay compatriotas sufriendo, carajo! Dónde quedó la solidaridad?!
Si así empezamos el año, chicos, vamos mal.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Bailo solo.

Si uno no quiere, dos no bailan. Así me dijeron.
Pero vos pensá que yo no puedo ir a decirle "megustásycreoquemepasaalgoconvos,yasequenoteconozcoperobueno,quequeresquehaga". Yo no puedo bailar con Él.

Ahora, si uno quiere, uno baila. Yo no necesito partener. O hago como que no lo necesito. O no sé, esto no es un pas de deux, no por el momento.

Entonces yo, viendo con los ojos cerrados, en mi más bello acto suicida, abro el cajón y les digo a mis sirenas que me canten. Y cuando sus voces femeninas, etéreas, metálicas, empiezan a zumbar en mis oidos, yo me subo a la nube de mi colchón y empiezo a bailar.

Con los ojos ya abiertos, pero ciegos, bailo solo. Bailo en el silencio de mi cuarto, en la intimidad de mi cuerpo. Y río. Río con todos mis dientes. Y lo llamo con toda mi boca. Solo, en la oscuridad cerrada.

Es ahí cuando empieza a morir la oscuridad. Y las antorchas, como llagas, en las manos de ese que en un momento supo incendiar la ciudad, poco a poco empiezan a evaporar su humedad. Muy sutilmente, como en renaissance, van iluminando la habitación.

Y yo sigo riéndome, drogado por el sonido, riéndome de las sirenas que creen que les tengo miedo. Y bailo, y lo llamo. Invento un tornado que aviva el fuego de mis manos.

Yo voy a incendiar la ciudad. Hallelujah.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Joyeux Noël, putos.

Me di cuenta de que odio muchas cosas, que hay cosas que no puedo soportar, más allá de la gente que come en el cine, la gente que se come las uñas y los que no pueden conjugar los verbos.
Odio, en gran medida, la Navidad. No la Navidad en sí. Odio la gente navideña. Esa gente que desde el día en que arman el arbolito parece más feliz consigo misma y con los demás. La onda es ser valiente y tener la misma cara de orto que tuvimos todo el año.

Bueno, ese es el mensaje. Tenga cara de orto y digale NO a la cañita pescadora.
Yo después les cuento cómo fue mi Noël.

Feliz Navidad para todos, que sean felices.

P/D: No entiendo la gente que come mantecol, maní con chocolate, almendras y nueces.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Allá. Primera parte.

De esto hace un par de años, lo escribo porque necesito escribir algo y me parece una historia que da para ser contada.
Hallábase quien escribe en el recinto "vip" del boliche para gente enfermita como nosotros de nuestra ciudad, all by myself, a la espera de mis amigos, luego de un terrible día (como eran mis días de diecisiete años). En eso me llega un mensaje de G.: "no vamos(...)beso". En esta parte (...) van excusas de todo tipo, seguramente relacionadas con kind of estupefacientes reinantes en el dpto de G. Quiero aclarar que yo no me drogo. A ver, si fumarse unas secas de porro cada tanto es drogarse, sí, me drogo. De lo contrario, no. Entonces yo, que había tenido un día bastante de mierda, bajo del vip, dispuesto a retirarme del establecimiento, llorando a moco tendido (viste que las noches de adolescente por ahí te pegan medio emo) mandándole un mensaje al pelotudo de G. Cuestión que me choco con alguien y mi celular fall to the floor (?). Me agacho, lo agarro, ubico con los ojos al culpable del siniestro, lo miro mal, lo forreo con la cara y lo puteo. El muchacho en cuestión esboza una sonrisa que me hace estallar de la ira. Lindo el pibito. Más alto que yo, se le ve que tiene buen cuerpo. Boca grande, fundamental. Ojos marrones muy claritos que le quedan bien con el color de su pelo mediolargoyondulado. Pero no me gusta porque estoy enojado y es un pelotudo, si me tiró el celular al piso.

- Sentate acá y esperame.- me dijo mientras me sentaba como a un nene mongui en uno de los sillones blanco que están cerca de la salida.
-WTF - dijo mi cerebro que también estaba muy enojadoconfundidoynosabíasiirseoquedarse.

Cuestión que el pibito en cuestión cae con un vino tinto (ahí CASI me enamoro) y bueno, no se lo podía despreciar. Nos ponemos a charlar, el loco sabe que es lindo pero no hace uso de eso para atrapar. Usa la forma de hablar, el tono. Me habla casi al oído porque no nos escuchamos. El calor de su aliento cerca de mis oídos.

-Vos no sos gay- sentencia mi boca sin preguntarle a mi cerebro.
Me mira sorprendido y me ríe. Ríe para mí.
-Si soy gay.
-Yo no te vi nunca acá.
-Porque nunca vine.
-Ah.

20 años, estudia medicina, juega waterpolo, cada vez me gusta más, besalo, besalo.
No podía. Su perfume no es el de la persona que se puede besar así como así.
Bueno, G. (no se llama igual q me amigo G.), enchanté de te connaître, yo me voy a mi casa. Bueno, nos vamos juntos. No, vos vivís para el otro lado. Estoy con el auto. Me dan bronca las situaciones en las que no me puedo salir con la mía.

En la puerta de mi casa me pregunta si me puede invitar a comer. Claro. Mañana a las 9. Besito en el cachete y nada más.
A la noche siguiente fuimos a comer sushi. Yo no había probado nunca pero me hice el que sí. Es rico.
Estuvimos en el restó como tres horas. Todo muy ameno, cuando salimos me llevó de vuelta a casa. Y ahí si nos besamos.
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jueves, 19 de noviembre de 2009

Pti Prince.

Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos. Y no te necesito. Tampoco tú tienes necesidad de mí. No soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo…

miércoles, 4 de noviembre de 2009

While my guitar gently weeps.

Hoy fue un día distinto. Mirá si será distinto que estoy escribiendo en el blog, que lo tenía bastante abandonado. Lo tenía así porque no encontraba nada para contar, nada que escapara de la rutina tediosa en la que me encuentro sumergido. Te juro, no la aguanto más.
Bueno, ese no era el tema. El tema es q después de comer, mientras yo chateaba en el living, sonó el teléfono. Ring Ring.
-Paul?
-Si, quién habla?
-Como estás, pendejo?
La única persona a la que en toda mi vida le permití llamarme pendejo. Quizás porque en su voz, en su tono, no suena agresivo, no suena despectivo. No soporto que la gente me diga "pendejo". Vos sabés lo que es un pendejo? Es un pelo del pito, hermano. O de la chocha. Ni da que me digas así.
A Ezequiel lo conocí en Cruz Roja, en mi época de voluntario. Él se cruzó el pasillo hasta la oficina en la q laburaba yo, para pedir no sé qué cosa.
Él no era de nuestro bando. Él era guardavidas. Yo, de Juventud. En la Cruz hay cuatro escuelas (Socorrismo, Juventud, Guardavidas y Enfermería), que viven en guerra constante.
Pero estaba tan bueno, que mis hormonas me pidieron que lo tratara bien. Y bueno, así, los miércoles y los viernes nos veíamos, y tomábamos mate, todo re bien. Y me contó que era gay. A buen puerto. Me contó que era de Central. Y al tiempo empezamos a salir. Yo seguía mal por Emma, así que nunca le dí la atención que se merecía. Si era más bueno.
Estuvimos cuatro meses. El mismo tiempo que con Emma. Pero no había tenido el mismo efecto. De hecho, nunca estuvimos. No sé por que. Creo que nunca sentí nada "especial" por el flaco. Nunca sentí esa sensación de que te choca un Scania de frente. Nunca me produjo más que ternura, afecto. Lo quiero, lo quiero porque sé que me quiso. Pero una parte de mí siente una mezcla de culpa y de otra cosa que no sé qué es. Igual, lo intenté.
Bueno, cuestión que me llamó, me dijo que estaba en Rosario hasta mañana, que me quería ver, que quería tomar una coca. Le di mi número de celu, y quedamos en q cuando me salía de bañar le avisaba al celular de Álvaro, que es el amigo en cuyo depto está parando. Hasta mañana, que se vuelve a Bs. As. a trabajar. Al rato me manda un mensaje. "Me olvidé que no tomás Coca. Tomamos agüita."
Nos encontramos en un mini de Zeballos y Buenos Aires. Ahí, a la vuelta de la Cruz. Te juro que está hermoso. Con ese cuerpo remil copado. Ese color de piel espectacular. Lord. Estuvimos hablando hasta re tarde, como hasta las 6. Me contó que estuvo en España pero como terminó el verano allá se volvió. Que ahora trabaja en una pileta en un gimnasio de Caballito. Que no viene a Rosario porque acá no hay trabajo. Que en españa estuvo con un chico. Que tenía 17 años. Flaco, vos tenés 25 ponete las pilas. Que me veía re grande. A lo ancho, me ves grande. Que tenía el pelo re largo. Que tiene un buzo mío de la Cruz. Que yo tengo una remera suya de la Cruz de Bahía Blanca.
Se hizo tarde y entonces fuimos al departamento de Álvaro a tomar mate. Mate va, mate viene, y bueno, nos besamos, qué se yo. Por qué mierda uno hace esas cosas? Explicame por qué. No digo que esté mal, pero qué es lo que te lleva a eso? Bueh.
En un momento me preguntó por qué habíamos terminado.
-Porque vos me cortaste, Eze.
Yo estaba haciendo trampa. Y lo sabía muy bien. Él me dejó, pero porque no iba a aguantarme más así. Si yo no le podía dar nada, no en ese estado. Y él sí, él había puesto todo de sí. Uno a veces piensa que comete un error al darlo todo. Y con el tiempo, te enterás de que el error es esperar que el otro ponga todo lo que nosotros pretendemos. "Ella prometió darte todo, pero sólo pudo darte lo que tuvo". Todos tenemos limitaciones. Yo no tenía más que dos ojos filosos, un corazón muerto a edad temprana y un cuerpo seco. Pero se los dí.
-Porque vos me cortaste, Eze.
Tuvo la delicadeza de responder con una sonrisa. Y nada más.
Seguimos hablando, nos reímos mucho, nos volvimos a besar.
-Ey, no sé...
-Sh.

Hoy lo conocí a Ezequiel. Pleased to meet you, Ezequiel.

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domingo, 25 de octubre de 2009

El Pelotudo.

Ayer salimos. Fuimos a Gotika. Ya sé, dije que no iba más, que eran siempre las mismas caras, pero ahora se está poniendo bueno. No sé si es el calorcito o qué mierda. Seba, Ana, Lisandro y dos amigas de Ana. La pasamos realmente bien, o al menos yo lo hice. Me crucé a mucha gente que valía la pena saludar y por suerte, a nadie que quisiera evitar.
A eso de las 6, medio blind por el flash, me voy. Caminé hasta Oroño buscando taxi. Siento una bocina, y en un acto reflejo, me doy vuelta. Todos lo hacemos si sentimos dos bocinazos cerca. Pero no esperamos que sean para nosotros, no sé por qué giramos. Pero esta vez era distinto, sí eran para mí.
Me acerco a la ventanilla del acompañante para saludarlo.
-Adónde vas?
Es mi vecino. Con el que me acuesto cuando tengo ganas. Esa es la relación que tenemos... o que teníamos hasta ayer a la noche.

El loco me produce muchas cosas, pero nunca se lo dije. Hasta ese momento. Su cuerpo me gusta. Porque lo conozco, y me conoce. Me gustan sus piernas, su espalda y sus brazos. Me gusta su voz. Me gusta su olor. Nada más. Siempre es lo mismo. Un par de mensajes, y ya está, a la media hora estamos ahí, en cumbia.
Yo siento algo por el loco, pero él no lo sabe. Sabés que siento? Cuando él habla, siento algo en el estómago. Las cosas que dice. Cómo lo dice.

La camioneta avanzaba por Pellegrini, y en un momento, sin que me diera cuenta, se desvió del camino, alejándose de Barrio Parque. Se lo digo. No se lo digo. Se lo digo. No se lo digo. Me quemaba. Cada cosa que decía me incitaba a decirlo. Yo estaba medio borracho, sí. No mucho, al punto de la desvergüenza nomás.

Yo sabía que si lo decía, las cosas cambiaban, iban a cambiar para siempre. Y el no iba a ser más una fija. La necesidad de decírselo ya se hacía imposible de aguantar.
-Cuando lleguemos a casa- me dije a mi mismo.
Así la vergüenza tendría menos tiempo de desarrollarse en la escena. Se lo digo, me bajo rápido, abro la puerta y subo corriendo.

Y así lo hice. Cuando llegamos a la puerta de mi casa, él estaba hablando, había hablado todo el viaje, pero no sé cuál era el tema de conversación en ese momento. Él hablaba, hablaba. Esperé a que se callara. Me miró, sabía que se venía. Quizás el sex on the beach, los gancias y la cerveza me ayudaron. Obvio. Así, en un segundo, se lo dije:
- Me caés mal.


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viernes, 23 de octubre de 2009

smoke it.

Ok. 10:21 de la mañana. Yo no tendría que haber desayunado, porque cuando desayuno me aplasto. Tengo muchas cosas para hacer pero estoy bajo los efectos del café con leche.
Ubicate. Para entender lo que te voy a contar. Yo tenía 15 años. 20 de diciembre de 2004. Esa noche iba a salir con un grupo de gays (bastante más grandes que yo) que a decir verdad, hubiera sido mejor no conocerlos. Cuestión que la salida se cae y yo me voy, a la 1 de la mañana, a un ciber del ahí del centro. No tenía mucha gente en el msn, y en ese tiempo entraba a viarosario.com a chatear. Me hablan. Porteño, dijo. 19 años. Estudiaba odonto acá. Camarita de los dos lados, y flash. El más hermoso que había visto en toda mi vida. Por dios, que morocho, esa boca. Esa boca. Me dice que le gusto. Cuando uno tiene autoestima baja, que te digan eso te produce algo raro. Como una desconfianza, no sé. Me dice que vaya a la casa, que está solo. Obviamente le digo que no.
21 de diciembre. Acompaño a mi papá a hacer un trámite en la facultad de medicina. Está al lado de la de odonto, sobre Santa Fe, donde corta Francia. Ahí, a diez cuadras de mi casa. Mi papá me da plata y me quedo en un ciber de esa misma esquina. Me dan una cabinita de esas de mirar porno, tiene un contact en los vidrios que simula un vitreaux. Lo veo conectado, y espero a que él me salude. Me pide la camarita y yo, que estaba decente, se la acepto.
-Estás hermoso.
-Muchas gracias...
-Vos estás en el ciber de Francia y Santa Fe, en la cabina dos.
-Cómo sabés?
-Porque yo vivo en el edificio de arriba, y la cabina dos es la unica que tiene camarita.
Ah, bien. Me agarró un pavor que no te imaginás. Me golpean la puerta de la cabinita. La abro, y sí. Metro ochenta y dos. Me parecía sumamente alto. Sumamente hermoso. Subís a tomar unos mates?...Dale.
Nos sentamos en el balcón del depto y estuvimos charlando horas. Tenía una conversación re copada, y le interesaba lo que yo le contaba. Te juro que creí que tenía cero chance con el loco. En un momento entramos y nos sentamos en la cama. Y ahí. Ahí nos besamos. Diooos. Tendrían que hacer una réplica de su boca para que uno la pueda tener en su mesa de luz. Se fue poniendo quenchi la cosa. Y yo, que sé hasta donde llegar, esa vez pensé: "tiene que ser ahora, porque no creo que lo vuelva a ver. Y no me lo pienso perder." Así que así.
El 16 de enero nos pusimos de novios. Estábamos muy bien. No sé él, pero yo estaba muy enamorado. Me acuerdo patente de ese momento. Los dos en la cama de abajo de una cucheta. La persiana baja, afuera amanecía. El sol, de fuego, nos espiaba por las ranuras. Era bastante cinematográfica la imagen.
Nunca entendí bien por qué me cortó. Pero me destruyó. Quizás porque yo era muy chico, no sé. Cuatro meses fue muchísimo para mí. Y se fue con toda mi confianza en mí. Con todo mi amor propio. Con toda mi adolescencia traducida en un dolor terrible, en lágrimas que parecían secarme, pero no. Siempre hubo más lágrimas para llorar.
Te cuento esto porque anoche estuve pensando que quizás fu ésto lo que hace en gran parte, que yo hoy por hoy sea como soy. Que todavía sienta ese miedo cuando alguien me dice que le gusto. Que haya tenido varios intentos de relación y que todos hayan sido un fracaso. Que la última, de un año, fue terriblemente conflictiva. Qué carajo pasa?